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Mostrando entradas de 2015

Y tú, ¿entiendes de esto?

Cuando el jarrón se resquebraja, cuando ves que se deshace en mil trocitos...Semblante triste, quizá algo desesperado...sabes que por mucho que quieras, nada será lo mismo. Y las lágrimas cristalinas resbalan. Y habrá quien te diga que no pasa nada, que lo sustituyas, y entonces sabrás que nadie entiende de esto, que no aceptas sustituciones. ¿Pero y todo lo que guardaba ese jarrón? 

Te eché de menos

Y sí, te eché de menos. Me fui, y me fui contenta, con ganas de conocer otras cosas, con ganas de perderme en otras calles, con ganas de  descubrir otros lugares aunque llegue a ellos sin ni saber cómo. Y sin embargo, te eché de menos. Echaba de menos el aroma del mar, echaba de menos salir y no ver un lugar donde, cuando salía el sol, los barcos se esfumaban hasta la puesta. Echaba de menos pasear por tus calles y que todas las caras me sonaran. Echaba de menos tus calles y daba igual cuesta arriba, cuesta abajo, con encanto o sin él. Simplemente, las eché de menos. Eché de menos los atardeceres únicos que nos regalas. He de reconocer que eché de menos hasta aquella brisa que cala hondo cuando corre por la noche.  Echaba de menos a tu gente. Echaba de menos ir al mismo lugar de siempre por ausencia de más. Echaba de menos ir al mismo rincón de siempre con ellas. Echaba de menos que no fueran sus caras, sus voces y sus cosas las que me envolvían. Son las de siempre, pero a e

Poca vergüenza

Ten la poca vergüenza de dar los pasos que creas oportunos, sin preocuparte de nada que no seas tú. Ten la poca vergüenza de saber ser egoísta cuando debas serlo. Ten la poca vergüenza de soñar, pero déjate de tonterías, si sueñas, sueña alto.  Ten la poca vergüenza de decir lo que sientas en cada momento, de coger de la mano a quien se la tengas que coger y de soltarla cuando sientas que la única mano que hace fuerza por permanecer unida es la tuya.  Ten la poca vergüenza de decir hola, pero también de decir adiós, de dar las gracias o de pedir perdón.  Ten la poca vergüenza de sonreír a carcajadas y por todo. Ten la poca vergüenza de querer a quien quieras y hacerlo de verdad. Ten la poca vergüenza de hacer lo que te de la gana. Pero sobre todo...recuerda, sueña alto y ten la poca vergüenza de ser feliz. 

Otoño

P uede que el sol alcance el horizonte algo más temprano. Que la oscuridad llegue antes de lo que nos gustaría. Que haga más frío y que todo parezca que empieza a entristecerse. Que caigan las hojas al suelo empujadas por las brisas características de la estación para, al fin y al cabo, ser pisoteadas por todos aquellos que solo sabemos ver estos tres meses con una mirada oscura, cuando en realidad no es así. Se nos brinda la oportunidad de disfrutar de momentos mágicos mientras escuchamos las gotas rebotar y resbalar por el cristal. Se nos da la oportunidad de respirar un aire diferente. De disfrutar del crujido de las hojas al rozarlas cuando paseamos. De disfrutar del tono dorado que tiene el suelo... Y sin embargo solo vemos agua que nos cala. Hojas que molestan. Y un ambiente que poco a poco, oscurece. Foto de Sofía Ruiz Robles

Realismo

Hay, quienes llegado el momento, dedican su tiempo a buscar su nuevo norte -o su nuevo sur, qué más da- en busca de la felicidad, aquella que algún día les abandonó, buscando entre viajes e ilusiones, pero todas fugaces. Realmente, solamente buscan algo que hacer tras el amor "que acaba". Están aquellos que lo sobrellevan con éxito, como si fuera tan simple como extraerse el corazón y repartir todo el amor en forma de amor propio. O como si fuera tan sencillo encontrar toda aquella felicidad que algún día tuvieron en otra sonrisa, en otros ojos, en otros besos. Y así, sin que el pasado mancille su presente. 

Sombras

¿Y es que no es cierto? ¿No es así? ¿No somos todos imperfectos? ¿No somos todos iguales por fuera pero diferentes por dentro? ¿Y no somos todos en algún momento algo que algún día existió y algo que algún día alguien olvida?  Yo lo creo así.  Sin embargo, también es cierto que siempre habrá alguien que sea capaz de hacer retornar aquella esencia, aquella esencia que aunque no sepa de donde viene, sabe con certeza que existió en algún momento.  Pero siempre, siempre terminaremos siendo, simplemente sombras.  Realizada por Sofía Ruiz

Personas

Personas, personas que llegan a tu vida. Personas portadoras de diversos roles. Personas que llegan y permanecen, personas que se van sembrando en ti la indiferencia. Personas que llegan y tratan de aportarte cosas, personas que te enseñan, personas que te guían, personas que te animan, personas que te miman, que te quieren y te cuidan. Personas que te enamoran y personas que se enamoran de ti, personas que te enseñan a vivir, y personas que te enseñan qué es la vida. Personas de las que disfrutarás muy de cerca, y personas cuya ausencia sufrirás, pero, sin embargo, especiales por igual.

Una noche para cambiar

Una noche primaveral. Una noche estrellada.  Una noche de esas en las que te sientes vacía, muy vacía. O llena, muy llena. Según se mire. Porque una luna tan sumamente brillante, tan redonda, y acompañada de tantas estrellas dispuestas simultáneamente a iluminar una noche como esta, hacía mucho que no se visualizaba, al menos no de esa forma. Fueron ellas las que exhibiéndose a través de mi ventana hicieron que me despegara de las sábanas –mis fieles compañeras cuando las cosas no marchan bien –y me dispuse a subir -sin saber muy exactamente a qué- al punto más alto de la ciudad. A aquel maravilloso lugar, allí donde todo queda a tus pies, excepto las estrellas. 

Enamórate

¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de todos esos momentos compartidos?  Yo los recuerdo todos, absolutamente todos, aunque me gusta más intentar   recordar   aquellos que están por llegar, aquellos que aún nos quedan por pasar. Y los recuerdo y me enamoro. Me enamoro igual que me enamoré de ti. Me enamoro y veo las ganas que tengo de tu amor. Sí, tengo ganas de tu amor, de esa sensación que sólo tú podías revivir en mi, llevándola incluso más allá. Hiciste que me enamorara, que me enamorara de cada una de tus virtudes, pero a su vez conseguiste lo más complicado y es enamorarme de cada uno de tus defectos. Enamorarme de tus defectos, como me enamoré de tus suspiros, de tu forma de sentir, de tu respirar, de los latidos que se escuchan si me recuesto sobre ti, de tus andares, de cada uno de tus lunares, de tu ciudad, de tu mundo, de tu vida, de ti. De ti al completo. De ti, sin dejar nada. De ti sin excepción alguna. Pero todo esto tiene unos antecedentes. Hace

Un sol que abandona

El sol abandona hoy.  Una ventana con un fondo gris.  Un tono gris en el que por mucho que te sumerjas, no me encontrarás.  No me encontrarás porque estás perdido, perdido en un oscuro mar, reflejo del cielo de hoy, perdido entre recuerdos, perdido entre pensamientos, perdido, incluso, entre sentimientos que dabas por perdidos y por ello los dejaste marchar, y sin embargo, ahí siguen, pintándolo todo de gris.  Ahora solo quedan noches oscuras sin luces que encender; abrazos vacíos imposibles de volver a llenar; recuerdos hechos añicos que es mejor dejar ahí, atrás; y un adiós, un adiós que llega ya, que llega hoy. Ya no valdrán los perdones.Ni los cambios. Tampoco las oportunidades, ni las promesas. Ya no vale nada. Lo único que vale es deshacerse de todo. Deshacerte de cada día, de toda aquella luz que te entregué, de cada momento, de cada segundo y de cada recuerdo. Y es que resulté ser yo la estrella que más luz te aportó. Resulté ser tu sol, y tu sol, hoy, de