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Mostrando entradas de agosto, 2015

Sombras

¿Y es que no es cierto? ¿No es así? ¿No somos todos imperfectos? ¿No somos todos iguales por fuera pero diferentes por dentro? ¿Y no somos todos en algún momento algo que algún día existió y algo que algún día alguien olvida?  Yo lo creo así.  Sin embargo, también es cierto que siempre habrá alguien que sea capaz de hacer retornar aquella esencia, aquella esencia que aunque no sepa de donde viene, sabe con certeza que existió en algún momento.  Pero siempre, siempre terminaremos siendo, simplemente sombras.  Realizada por Sofía Ruiz

Personas

Personas, personas que llegan a tu vida. Personas portadoras de diversos roles. Personas que llegan y permanecen, personas que se van sembrando en ti la indiferencia. Personas que llegan y tratan de aportarte cosas, personas que te enseñan, personas que te guían, personas que te animan, personas que te miman, que te quieren y te cuidan. Personas que te enamoran y personas que se enamoran de ti, personas que te enseñan a vivir, y personas que te enseñan qué es la vida. Personas de las que disfrutarás muy de cerca, y personas cuya ausencia sufrirás, pero, sin embargo, especiales por igual.

Una noche para cambiar

Una noche primaveral. Una noche estrellada.  Una noche de esas en las que te sientes vacía, muy vacía. O llena, muy llena. Según se mire. Porque una luna tan sumamente brillante, tan redonda, y acompañada de tantas estrellas dispuestas simultáneamente a iluminar una noche como esta, hacía mucho que no se visualizaba, al menos no de esa forma. Fueron ellas las que exhibiéndose a través de mi ventana hicieron que me despegara de las sábanas –mis fieles compañeras cuando las cosas no marchan bien –y me dispuse a subir -sin saber muy exactamente a qué- al punto más alto de la ciudad. A aquel maravilloso lugar, allí donde todo queda a tus pies, excepto las estrellas. 

Enamórate

¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de todos esos momentos compartidos?  Yo los recuerdo todos, absolutamente todos, aunque me gusta más intentar   recordar   aquellos que están por llegar, aquellos que aún nos quedan por pasar. Y los recuerdo y me enamoro. Me enamoro igual que me enamoré de ti. Me enamoro y veo las ganas que tengo de tu amor. Sí, tengo ganas de tu amor, de esa sensación que sólo tú podías revivir en mi, llevándola incluso más allá. Hiciste que me enamorara, que me enamorara de cada una de tus virtudes, pero a su vez conseguiste lo más complicado y es enamorarme de cada uno de tus defectos. Enamorarme de tus defectos, como me enamoré de tus suspiros, de tu forma de sentir, de tu respirar, de los latidos que se escuchan si me recuesto sobre ti, de tus andares, de cada uno de tus lunares, de tu ciudad, de tu mundo, de tu vida, de ti. De ti al completo. De ti, sin dejar nada. De ti sin excepción alguna. Pero todo esto tiene unos antecedentes. Hace

Un sol que abandona

El sol abandona hoy.  Una ventana con un fondo gris.  Un tono gris en el que por mucho que te sumerjas, no me encontrarás.  No me encontrarás porque estás perdido, perdido en un oscuro mar, reflejo del cielo de hoy, perdido entre recuerdos, perdido entre pensamientos, perdido, incluso, entre sentimientos que dabas por perdidos y por ello los dejaste marchar, y sin embargo, ahí siguen, pintándolo todo de gris.  Ahora solo quedan noches oscuras sin luces que encender; abrazos vacíos imposibles de volver a llenar; recuerdos hechos añicos que es mejor dejar ahí, atrás; y un adiós, un adiós que llega ya, que llega hoy. Ya no valdrán los perdones.Ni los cambios. Tampoco las oportunidades, ni las promesas. Ya no vale nada. Lo único que vale es deshacerse de todo. Deshacerte de cada día, de toda aquella luz que te entregué, de cada momento, de cada segundo y de cada recuerdo. Y es que resulté ser yo la estrella que más luz te aportó. Resulté ser tu sol, y tu sol, hoy, de