Cuando el jarrón se resquebraja, cuando ves que se deshace en
mil trocitos...Semblante triste, quizá algo desesperado...sabes que por mucho
que quieras, nada será lo mismo. Y las lágrimas cristalinas resbalan. Y habrá
quien te diga que no pasa nada, que lo sustituyas, y entonces sabrás que nadie
entiende de esto, que no aceptas sustituciones.
¿Pero y todo lo que guardaba ese jarrón?
Guardaba aquellas flores que te regalaba, guardaba momentos
inolvidables, vividos más cerca, vividos más lejos, pero momentos. Guardaba
imágenes, algunas más de ensueño, otras, las mas tontas, pero no importaba,
hasta eso guardaba. Guardaba detalles, de cualquier tipo, tontos o no tontos,
eran importantes, pertenecían a nosotros. Guardaba cada deseo que pedía cuando
soplaba las velas de mi cumpleaños, e incluso el que pedía cuando el que
soplaba era él, porque aunque no me perteneciera, lo pedía fuera cuando fuera,
pero siempre el mismo. Guardaba promesas, algunas cumplidas, la mayoría con el
prefijo in- delante. Y planes, ¡qué de planes guardaba aquel jarrón!, qué de
planes que quién sabe si algún día llegarán.
Qué cantidad de cosas guardaba. Qué cantidad de cosas acumuladas
y qué cantidad de momentos imaginarios cabían ahí dentro.
Hasta ese momento, hasta ese momento en el que se resquebraja,
en el que sientes que todo queda al descubierto y entonces...desaparece.
Me he sentido muy identificado con esta entrada.
ResponderEliminar¡Sigue así, ya sabes que tienes un constante lector en tu blog! :)
Siempre intento compartir entradas que de un modo u otro hagan sentir identificado a alguien, aunque no pueda siempre ser así :)
EliminarEncanta de que me leas y encantada de leerte;)
Solo nosotros sabemos la de cosas que guardan objetos como ese jarrón. Pero, aunque se haya roto, todos esos recuerdos, sensaciones y emociones quedarán grabados en tu mente. Recuerda que nada se acaba del todo mientras sigamos recordándolo.
ResponderEliminarUn abrazo y pásate cuando quieras :3