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Mostrando entradas de noviembre, 2017

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Una voz que calme. Un abrazo que temple. Un beso suave en la sien. Una cena sobre la mesa al llegar a casa. Una bañera de agua caliente con una copa de cava. Unas buenas noches al oído.  Unos buenos días con olor a café. Un te quiero antes de cruzar el umbral de la puerta.  Siempre lo quiso. Nunca lo cuidó. Y entonces supo lo que era echar de menos, lo que un día echó de más. A ti, cuídala. Antes de verla reír muy lejos de ti.

Las historias de Valentina (Última parte)

Meli se despertó cuando ya habían pasado las tres y media de la tarde. Dio un par de vueltas en la cama y se cercioró de que no había nadie junto a ella. Se levantó, miró en el baño: nadie; se asomó a la puerta de la habitación: ningún ruido; se acercó hasta las escaleras de la casa, llamó a Víctor: silencio. Volvía a la cama pensando en qué podría haber pasado y entonces vio aquella nota. VALIENTE CABRÓN. Dijo con los dientes apretados y por lo bajini Melissa. Víctor le pedía en aquella nota que no lo esperara allí y le informaba que no sabía cuándo volvería, pero ella pensó que aquella columna de hidromasaje merecía ser estrenada.

Las historias de Valentina (Parte 2)

Valentina se despertó aquel día cerca de las tres de la tarde y lo primero que hizo fue buscar un doble check azul en su whatsapp, que por supuesto, no encontró. Dejó el móvil sobre la mesilla y entre lágrimas se acurrucó de nuevo en la cama. No tenía fuerzas para levantarse aquel día. Fuera estaba gris, apenas entraba luz aquella tarde por la ventana, y en cualquier momento, rompería a llover. Fuera, porque dentro ya llovía. Era consciente de que se precipitó tomando algunas decisiones, y justo cuando decidió demostrar que estaba arrepentida, no obtenía respuestas. Dolía. Pero dolía para Valentina y para Víctor, aunque ella desconocedora de la realidad y ajena a todo en su nido aún no lo supiera.