Una voz que calme. Un abrazo que temple. Un beso suave en la sien. Una cena sobre la mesa al llegar a casa. Una bañera de agua caliente con una copa de cava. Unas buenas noches al oído. Unos buenos días con olor a café. Un te quiero antes de cruzar el umbral de la puerta. Siempre lo quiso. Nunca lo cuidó. Y entonces supo lo que era echar de menos, lo que un día echó de más. A ti, cuídala. Antes de verla reír muy lejos de ti.
Escribo, luego existo.