No tiene ni idea.
Así era. No tenía ni idea.
Ni idea de las noches que no pude dormir pensando en él.
De la noche que se me escapó un suspiro abrazada a la almohada y pensando en aquella última conversación, en aquel beso que no se iba a repetir y aquel abrazo que se quedó a medias y nunca se completó.
De las veces que abría su conversación y me quedaba mirando esa figurita gris porque había borrado mi número y no sabía que quería decir eso.
De las muchas noches que escribí mucho para luego, pensando "mejor no", borrar más.
De las muchas noches que escribí para desahogarme, con ojos cristalinos, y así hasta quedarme dormida porque era la única forma.
De las muchas veces que deseé poder cruzarme con él para ver qué hacía entonces, ¿correr?
De las muchas veces que pensé tanto, que aparecía luego en sueños.
De los muchos suspiros que salieron de mi cada vez que iba a YouTube y me salían sugerencias solo para su gusto.
De las veces que miré esa camiseta gris, y una vez más, me la puse.
De las veces que habíamos sido nosotros sin que nadie lo supiera, ni siquiera nosotros mismos.
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